El fin Del Mundo.

─ ¡Bam! Se termino todo.
─ ¡¿Qué cosa?! ¡¿Qué pasó?! 
─ El Mundo. Se Terminó el Mundo. Ya fué. No quedó nada.
─ Ah. No me enteré.
─ Si. Fue horrible. 
─ ¿Pero qué paso?
─ Si querés te cuento. Pero fue muy feo.
─ Si. Contame.
─ No me acuerdo mucho. Algo de una Reina Madre que no se moría nunca... Y después vino una Nave Madre y se abrió el cielo... Y había una Bestia de 7 cabezas que escupía fuego... con un hombre enmascarado. ¡Ah! Y creo que la marcha de Moyano tuvo algo que ver también. ¿No escuchaste los gritos?
─ Estoy en una habitación a oscuras con las ventanas tapiadas.
─ Bueno. Se terminó.
─ ¿Y ahora? ¿Estamos en  una dimensión paralela?
─ No se. Eso es lo último que me acuerdo. ¿Vos qué te acordas?
─ Que cerraste los ojos porque tenías miedo.
─ ¿Vos estabas conmigo?
─ Siempre. 
─ No me acuerdo eso. Pensé que estaba sola.
─ No estabamos juntos en lo corpóreo. Sino en los recuerdos.
─ O sea que... ¿soy un recuerdo? Entonces no estoy viva.
─ Si. Estas viva. En cada sonrisa y cada lágrima que tuvistes. Sos eterna.
─ ¿O sea que cada lágrima y cada sonrisa que tuve no desapareció nunca?
─ Nunca. Son eternas. Como vos. 
─ Tengo que irme. Alguien me llama. ¿Será bueno?
─ Ojalá te de más sonrisas que lágrimas. Andá. Ojalá te cuide.
─ No quiero decir adios. Decir adiós significa olvidar.
─ Si no decis adiós nunca vas a olvidar.
─ Hasta luego.
─ Hasta luego entonces.
─Un momento. Si yo soy la que tiene que olvidar... entonces entonces vos sos el recuerdo.
─ ¡Bam! Se terminó todo. 
─ Si. Ya se. Me voy. 
─ Cuidate.